en el camino, en plena panamericana sur disfruté de un desayuno donde sirvieron pan artesanal.
al llegar a paracas hice una toma a la playa lagunilla
en la playa la mina disfruté asimismo de la belleza del lugar
al regreso almorcé en la hacienda tacama donde me sirvieron un adobo de cerdo realmente delicioso, tan suave que no necesité cuchillo para cortar la carne.
a uno de los mozos le pregunté si en aquella hacienda hay fantasmas y él me respondió diciéndome que muchos de los empleados sienten la presencia muy fuerte de una niña que ronda en el lugar. la hacienda tacama es muy antigua, es de 1540.
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